Salesianos Alcalá de Henares

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Inicio » Vivimos una experiencia única: el Camino de Santiago

Después de una larga semana, volvemos a Alcalá con más de 100 km a nuestra espalda y un largo camino recorrido. Cada camino es una experiencia nueva marcada por cada una de las personas que lo recorre. Este año, tras un día de conocernos en Sarria, empezamos a caminar rumbo a Portomarín, con destino a Santiago.

La primera etapa resultó ser un inicio con poca complicación, donde podría destacarse el despeñaperros que conformaba el final de la etapa y que terminaba con las impresionantes vistas de Portomarín. En este momento, los grupos y las propias conversaciones en el camino eran formadas por los chicos que se conocían ya de antes. Muchos de ellos aprovechando esto para conocerse más de lo que permite la rutina de clase.

A partir del segundo día los ritmos empezaron a variar más y, mientras que algunos mantuvieron el suyo, a otros se les empezó a complicar el trayecto. Gracias a esto empezó a surgir la interacción entre grupos. Con este mayor sentimiento de unidad llegamos a Palas de Rei. Y, tras una noche de descanso, donde se acumulaba el cansancio y las heridas, llegamos al tercer día de andar y a la temida tercera etapa.

Pese a ser la etapa más dura, con unos 30 km de distancia, supimos afrontarla lo mejor que pudimos logrando llegar a Arzua varias horas antes de lo que estaba previsto. No sin antes parar por Melide a por una buena ración de pulpo.

En la cuarta etapa recibimos la invitación a pensar sobre nuestras heridas y apoyos tanto en el camino como en la vida. Y fue el mejor momento para dicha invitación. La distancia entre los primeros y los últimos se agrandó más que nunca. Y con tantas ampollas y dolores, lo que pudo ser un camino infernal, fue salvado por un millar de risas provocadas por una dificultad compartida. Y pese a que algunos se retrasaron más que otros, esa tarde se disfrutó en conjunto más que nunca.

Para terminar, la quinta y última etapa se destacaría por qué más allá del dolor en los pies, al fin llegamos a Santiago y aún mejor, llegamos todos juntos. Siendo recibidos entre gaitas por la gran catedral de Santiago de Compostela.

Quedan muchos detalles por contar que no caben en estas pocas palabras. La gente que conocimos por el camino: de Cuenca, de Málaga…¡Incluso de Japón! Camareras malas y postres aún peores. Un sin fin de risas, momentos y encuentros por el camino. Pero no podemos terminar sin agradecer al equipo de intendencia y de educadores que lo han hecho posible, ¡ Muchísimas gracias!

Sentimos si estas palabras se quedan cortas, pero no podemos más que invitaros a vivir una experiencia con tantísimo potencial como lo es… El camino de Santiago.